viernes, 2 de enero de 2009

LAGAR



-LAGAR DE ALDEHORNO-

El lagar de viga es un ejemplo de sencillez y eficacia. Estas cualidades, junto a su utilidad, le han hecho ser uno de los ingenios más antiguos que han llegado hasta nuestros días. En la decoración de un ánfora ateniense del siglo VI antes de Cristo se ha encontrado la reproducción de un lagar de viga primitivo. Por tanto es un ingenio que ha tenido una vida útil de más de 2500 años (1).
Se atribuye a Hero de Alejandría la incorporación del husillo roscado para elevar la piedra, tomando desde entonces la forma que ha llegado hasta nosotros (2). Del Siglo X es la representación de “El gran lagar de la cólera de Dios” de un Beato procedente de San Millán de la Cogolla, en donde se representa a un hombre pisando uva en un lagar de viga similar a los actuales (3)

Pero ¿Qué es un lagar de viga?
Es una prensa que se emplea para extraer el jugo de la uva o mosto.
Este ingenio esta constituido por unas partes mecánicas y el edificio, que además de albergar el mecanismo forma parte de él.
En un lagar de viga, para realizar el trabajo de prensar, se aplica el principio de la palanca de segundo género.
Para su estudio, en el lagar o jaraíz se diferencian dos partes: la construcción y el mecanismo.

El edificio tiene planta rectangular, muros de mampostería y cubierta a dos aguas con teja segoviana. En la cubierta destaca el hastial izquierdo, que sobresale en altura sobre el resto del tejado, evidenciando ya desde el exterior una función añadida a la de simple cubrición. En la fachada principal hay dos huecos de paso, uno de acceso a nivel del suelo y otro a un nivel superior.
En el interior del edificio, el suelo, labrado en la propia roca del terreno, presenta dos niveles. En cada nivel hay un depósito de planta cuadrilátera. El del nivel superior o caja, tiene una capacidad de 54 metros cúbicos y el del nivel inferior o pila, de 17.3 metros cúbicos. En la caja se deposita la uva para prensar. El muro de la caja separa a ésta de la pila, y por un orificio a nivel del suelo de la caja, cae el mosto en la pila. Para acceder de un nivel a otro, hay dos escaleras con seis peldaños en los laterales de la pila y talladas en la propia piedra.
El acceso al interior de la pila se realiza por una escalinata de cinco peldaños situada en un lateral. Los bordes de la pila sobresalen del nivel del suelo 20 centímetros.
La viga del lagar, con sus 13,3 metros, recorre longitudinalmente casi todo el edificio, sobrevolando la caja y la pila. La viga es un tronco de madera de álamo negro con ”muchos nudos para que no se parta”. Al extremo de más diámetro, 0,90 metros, se le conoce por culo y en el opuesto es donde se sitúa la balanza de la romana.
El culo es el punto de apoyo de la palanca y la balanza de la romana es donde se aplica la fuerza. La balanza de la romana está compuesta por: la piedra, el husillo y la maza.
La piedra, de forma troncocónica, con muy poca inclinación, será la fuerza de aplicación en la palanca. Las piedras se extraían de una cantera próxima al pueblo y son de piedra caliza. Para unirla al husillo, la piedra tiene una caja en la base superior de igual longitud a su diámetro y con sección en cola de milano. En esta caja se introduce el travesaño, pieza de madera de haya con igual sección en cola de milano. El travesaño hará de tope a un enorme clavo, aguja, que se fijará al husillo por medio de un pasador de hierro forjado de bella factura.
El husillo es un gran tornillo labrado en madera de haya de unos 3 metros de longitud y un diámetro de 20 centímetros. La rosca es de perfil triangular, con un paso de 6,5 centímetros y un solo hilo. En la parte inferior, el husillo tiene sección cuadrada y es donde se une con la aguja. Es también en esta parte donde se introduce el palo, en un taladro pasante, para roscarlo y elevar la piedra. De la sección cuadrada pasará a redonda en la rosca por una intermedia octogonal.
La maza es la tuerca donde se enrosca el husillo. Está construida en madera de álamo negro, al igual que la viga y se fija a ésta por dos pasadores de hierro forjado.
La viga tiene un taladro muy holgado para permitir el juego necesario con el conjunto husillo-piedra.

El culo de la viga está situado entre cuatro pies derechos, dos por lado, que le hacen de guías. Para evitar que se salga de estas guías está atravesado por un palo de sección redonda, lobo, situado entre ellas. De esta manera, el culo de la viga puede moverse verticalmente, limitado por la solera en la parte inferior y por las zapatas de los pies derechos en la parte superior. La altura del punto de apoyo se fija dentro de estos límites introduciendo entre las guías unas vigas, trabas, perpendiculares a la viga del lagar. Para evitar que el culo se levante al izar la piedra, el hastial del lagar hace de contrapeso o cargadero. Por este motivo es más alto que el resto de la cubierta y más grueso que el muro de cerramiento.
En el muro de la caja hay dos pies derechos, uno a cada lado de la viga, que hacen de guías. Estas guías evitan que se desplace lateralmente la viga cuando sube y baja. Para el descanso de la viga, entre las guías, se pone un apoyo que recibe el nombre de puente o pastor.

FUNCIONAMIENTO.
Antes de empezar a pisar la uva, la primera operación que se realizaba era la limpieza del lagar, que se hacía con abundante agua.

El prensado propiamente dicho comenzaba con la carga de la uva en la caja. El transporte para cargar la caja se realizaba en cestos de mimbre con una capacidad de 92 kilogramos de uva, equivalente a 4 arrobas de vino, (1 arroba es igual a 16 litros). Los propietarios del lagar, llamados aparceros, pesaban la uva aportada, ya que después se hará el reparto del mosto de forma proporcional.

Una vez llena la caja y elevada la viga lo más alta posible, se empezaba a construir el castillo.
El castillo trasmitirá y trasformará la fuerza puntual de la palanca en presión sobre la uva. El castillo estaba formado por una base de tablones y la estructura superior. Lo primero era cubrir toda la caja con tablones en sentido transversal a la viga. Los tablones tienen una sección de 25 ó 30 centímetros de ancho por 5 centímetros de grosor. A continuación se superponían pares de vigas, de una sección de 25 centímetros por 20 centímetros, cruzándose con respecto a las del nivel inferior, a la vez que juntándose entre ellas hasta terminar en una sola viga. La viga que corona la pirámide del castillo debía estar transversal a la viga del lagar. A la hora de montar el castillo se debía tener especial cuidado con las vigas de igual sentido, que se monten unos 5 centímetros. Si no se tiene esta precaución actuarían como una cizalla y podrían romperse las vigas cruzadas. La madera empleada para el castillo era de chopo o pino.

Una vez construido el castillo, se procedía a izar la piedra. Para enroscar el husillo en la maza, cuatro personas, dos por lado, darían vueltas al palo todos a una.
La piedra ejercía su fuerza sobre el castillo, que la trasmitía en forma de presión sobre la uva de la caja. Poco a poco, la piedra iba bajando hasta que llegaba al suelo, entonces si había husillo sin roscar se volvía a izar de igual manera que la primera vez y así sucesivamente hasta que no quedara rosca en el husillo. Si a pesar de haber llegado al tope de la rosca en el husillo todavía no se había prensado suficientemente la uva, se procedía de la siguiente manera: se desenroscaba el husillo lo que provocaba que bajase el culo y el espacio libre entre las guías del culo se rellenaba con más trabas, consiguiendo así mas rosca libre para subir la piedra. La piedra tardaba varias horas en bajar e incluso una noche entera.

EL REPARTO.
Ya que se consideraba que todo el mosto no era de igual calidad y que el mejor era el obtenido sin presión, o voluntario, el reparto se realizaba por vueltas.

El amo mayor, que era el aparcero que más uva había aportado, era el que repartía. Se empezaba por el aparcero que menos había aportado y la revuelta se hacia por el amo mayor. En cada vuelta se repartía una cantara que equivale a una arroba. El mosto se transportaba hasta las bodegas en pellejos de cabra de dos arrobas de capacidad. Los encargados de realizar este trabajo se llamaban tiradores. Para llevar las cuentas en el reparto se contaba por medio de cantos de piedra, de forma parecida a un ábaco.

Acabado el proceso de extraer el jugo de la uva, en la caja quedaba la parte sólida, el queso. Este residuo se dejaba allí hasta Diciembre, mes en que venían de la alcoholera de Honrrubia a recogerlo. Era tal la dureza que tomaba dicho residuo que había que romperlo con picos.
Acabada la temporada, la limpieza del lagar era la ultima faena hasta la cosecha próxima.

La propiedad de los grandes lagares era por lo general de varios copropietarios, unidos en muchos casos por lazos de familia. También era normal que un cosechador tuviera parte en varios lagares.

Todos los grandes lagares de Aldehorno funcionaban en el año 1964 pero a finales de los ochenta dejaron de utilizarse. En el dintel de la puerta de acceso de este lagar está tallada la inscripción “AÑO DE 1892”.

Jorge Miguel Soler Valencia

NOTAS:

1- STRANDH, Sirvard, MÁQUINAS-UNA HISTORIA ILUSTRADA, Hermann Blume Ed. -1982
2- STRANDH, Sirvard, MÁQUINAS-UNA HISTORIA ILUSTRADA, Hermann Blume Ed. -1982
3-LOS BEATOS- CATÁLOGO, Biblioteca Nacional - 1986.

Informante: D. Gregorio Plaza Buen Hombre.